
Un lugar
Es aquí.
Los nudos deslizándose,
la tela que se postra.
La sombra conjugada en unos dedos
que apartan la ceniza donde pasan.
Aquí.
Los cuerpos inventándose raíces,
los fuegos y las venas.
El aire descalzándose al pisar
por pieles que ya son tierra sagrada.
El secreto.
Es aquí.
Donde se rinde el ruido de los días
y nos sucede un fuego entrecortado.
Donde nos nace un alma en todo el cuerpo
y se nos venga el tacto lentamente
de tanto cuanto el mundo nos separa.
Aquí,
secretos y desnudos,
te acaricio como si entre mis manos
cupiese la luz toda sucediendo.
Amanecida por tu piel, mi patria
es un canto lejano en nuestros labios
es una invocación a un dios
que clama como un arma su belleza.
Es saberme,
descubrirme y saberte cierta a un tiempo
y la tibia certeza de que existes
y el tiempo en nuestro pecho enmudecido.
Y sucede mi boca que te busca
y explora los linderos de algún sueño
que habite entre tu cuello y la mañana.
Aquí las olas soñolientas
de mi beso a la orilla de tu pelo.
Y va cayendo de tu voz la estela
que hará crecer la hierba en otra parte.
Y te reclamo,
te busco en ti
hasta varar mis labios
al manantial sediento de tu pecho.
Y sucede
y decimos un nombre tan callando.
Y morimos.
Y cerramos los ojos
tan mirando.
Sucede aquí,
donde la muerte muere,
donde ya nada hay fuera,
donde ya fuera es nada.
Aquí.
Donde el misterio baña nuestra carne
y un tacto nos promete más que un cuerpo.

Pero nunca los huesos de las aves (Pre-Textos, 2024)