
Natura naturata
Sal al jardín.
Escucha los secretos
que duermen en los cráneos de las flores
y empañan esta noche con cuidado.
Ven.
El aire acogerá tu cuerpo
como una magia leve y cotidiana
y las hojas responderán su brisa
en algo parecido a un mismo idioma.
Observa levemente
las estrellas que saben su camino,
la hierba que perdona tus pisadas.
Entra en la noche.
Y si allí,
en tu extranjero idioma,
en medio de la tierra, te preguntas
a quién esta belleza,
si acaso el polen titubea o sabe,
el dónde de los tiempos,
el cuándo de la rosa:
no digas nada.
Porque el que entiende el filo de una brizna
comprende ya la voz del universo
y tú preguntas.
No sabes cómo
pero esta noche sales al jardín
y despliegas el tiempo como un manto
y lo acoges sin miedo y te demoras
como si no supieras.
Porque tú también eres esta noche.
Porque has venido a darle a todo
un dónde, un quién, un cuándo:
porque en silencio eres sólo un hombre
y eres verbo en la voz del universo.

Pero nunca los huesos de las aves (Pre-Textos, 2024)